Zygmunt Bauman, sociólogo polaco de origen judío que puso en circulación en 1999 la idea de la modernidad líquida, y Thomas Leoncini, joven filósofo italiano discípulo del maestro, acaban de publicar unos diálogos titulados Generación líquida: transformaciones en la era 3.0. Se trata de una obra póstuma escrita a dúo entre ambos que recoge las reflexiones de ambos autores sobre el mundo de las redes que hubo que posponerse por la muerte el año pasado del profesor Bauman. Ahora ve la luz y, como toda la obra de Bauman, pensador provocador, invita a la reflexión y a la meditación.
Para Bauman, las redes sociales, a pesar de su prestigio y uso multitudinario, son una trampa. Una trampa porque, en opinión de este desafiante pensador, mucha gente utiliza las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en las llamadas zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz y de personas que como ellas ven las cosas y el mundo en general de la misma forma. Un espacio, el de estas redes, donde lo único que perciben quienes las manejan son los reflejos de su cara y el rostro de quienes están con ellos alineados ideológicamente. Las redes sociales son muy útiles, termina Bauman, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa. Ahora, en esta obra póstuma, afirma sin ambages, que internet es un espacio idóneo para el ciberacoso y la difamación.
las redes sociales, desde esta perspectiva, refuerzan la espiral del silencio. Las razones son varias. A veces los usuarios no quieren discrepar por no decepcionar a sus amigos, que hasta podrían darse de baja como seguidores de twitter, telegram, Instagram… por ejemplo. En otros casos, porque lo escrito deja huella y es posible que tales opiniones en el futuro puedan perjudicar a sus autores. Incluso hay quien piensa que el hecho de quienes han defendido posiciones minoritarias hayan sido condenados al ostracismo o al acoso es argumento para mantenerse al margen de los debates o de la formulación de ideas de esta naturaleza.
No es que no se debata o se discuta en las redes sociales, porque tal afirmación sería falsa. Se debate o discute menos de lo que se pensaba. Al utilizar estos instrumentos de comunicación tan accesibles, más que abrirnos al diálogo con personas que manejan diferentes posiciones o ideas, lo que hacemos mayoritariamente es introducirnos en círculos de personas con las mismas o análogas formas de pensar. Es más, las propias redes potencian esos nichos de opinión porque seleccionan los contenidos que exhiben y los posibles nuevos amigos o seguidores por la afinidad con cada usuario.
En fin, en contra de lo esperado, ante nosotros, las redes al servicio del pensamiento cerrado, unilateral y estático. Como dice Bauman, las redes sociales son una trampa. ¿Será posible?.
Jaime Rodríguez-Arana
@jrodriguezarana
La página web de Jaime Rodríguez - Arana utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.
Asimismo puedes consultar toda la información relativa a nuestra política de cookies AQUÍ y sobre nuestra política de privacidad AQUÍ.