En los últimos tiempos es relativamente frecuente encontrarse con una pluralidad de iniciativas, aproximaciones, reflexiones y propuestas encaminadas todas ellas, en su conjunto, a replantear las relaciones que deben regir la posición respectiva de las Comunidades Autónomas y de las Entidades Locales y aún quizás a replantear la posición del sistema local en el conjunto del ordenamiento autonómico del Estado. Tal situación no es más que la consecuencia lógica de buscar un mayor equilibrio territorial en los diferentes niveles de gobierno a partir de la relevancia que tiene el espacio local para el ejercicio de las competencias que más inciden en la calidad de vida de los ciudadanos.
En este sentido, debe subrayarse la revalorización operativa de la vida local en el espacio europeo, en el cual se comprueba el paulatino aumento de la actuación de los Entes locales, dirigida a los más diversos sectores materiales con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los vecinos. Las funciones que, en el ámbito europeo, son realizadas por los Entes locales afectan a materias tales como la seguridad pública, la prestación de servicios asistenciales, funciones de ordenación y planificación urbanística, de promoción y dinamización social, fijación de programas de medio ambiente, promoción económica del territorio y fomento de la ocupación.
La revitalización del espacio local reclama que en un país tan descentralizado como España en favor de Comunidades Autónomas y Entes locales, se alcancen mejores equilibrios territoriales, para lo que se considera razonable y conveniente la aplicación progresiva del principio de subsidiariedad, una vez que, como es fácilmente comprobable, el Estado Autonómico está ya consolidado.
En efecto, tras la importante descentralización operada por el Estado a las Comunidades Autónomas podemos considerar que ha llegado el momento de los Gobiernos y Administraciones locales, ya que, el proceso de descentralización que trajo consigo la puesta en marcha de la llamada Administración Común, especialmente entre 1996 y 2000, no debe detenerse en el escalón autonómico, sino que debe plasmarse en el ámbito local, para así conseguir una efectiva realización del principio de subsidiariedad. Estos dias de emergencia, comprobamos como el espacio local es determinante para la mejora de la calidad de vida de las personas.
Jaime Rodríguez-Arana
@jrodriguezarana