Al tratar de las condiciones objetivas de las diversas situaciones a tener presente en el ejercicio del poder, podría interpretarse que solo es menester atender a lo que podríamos llamar condiciones reales, prescindiendo de las referencias a la subjetividad, a las inclinaciones, a la conciencia de las gentes, al sentir social. Nada más lejos de lo que debe ser. El sentir social, la conciencia social, debe ser un elemento de primer orden para el ejercicio del poder si realmente se admite que la ciudadanía es el elemento fundamental en la articulación de la vida política. En efecto, el sentir social forma parte de las condiciones objetivas porque es un factor que actúa realmente, que gravita sobre las situaciones reales, y debe ser tenido en cuenta en su valoración.
Sin embargo, siendo un factor de gran importancia en la configuración de las situaciones y por tanto en la configuración de las acciones políticas ni es el único a considerar ni probablemente el más relevante. La acción política, es verdad, debe tener muy en cuenta la opinión pública. Sería suicida, pero sobre todo sería inadecuado e injusto, actuar de espaldas a ella. Pero la acción política no puede plantearse como un seguidismo esclavizado de esa opinión.
La atención a la opinión pública no significa sólo atención a la opinión mayoritaria, ni mucho menos. Quien ejerce el poder debe tener particular sensibilidad para atender a las demandas de grupos y sectores minoritarios que manifiestan un especial compromiso ético-político en la solución de graves problemas que aquejan a nuestra sociedad, y trascendiéndola, al mundo entero, y que representan, en cierto modo, aquello que se denominaba conciencia crítica de la sociedad. La conciencia ecológica, el antimilitarismo, el reparto de la riqueza, el compromiso con los desposeídos, la crítica de una sociedad consumista y competitiva, la reivindicación de la dignidad de la condición femenina, la denuncia de una sociedad hedonista y permisiva, etc., son tantas manifestaciones de una particular sensibilidad ética.
Una respuesta cumplida a las demandas y expectativas de la sociedad de nuestro tiempo, requiere estar abierto también a las nuevas sensibilidades y hacer una ponderada valoración de sus diversas manifestaciones, sabiendo distinguir los compromisos auténticos de los oportunismos y de las estrategias de lucha partidista.
Jaime Rodríguez-Arana
@jrodriguezarana
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