En año de 2015 la concentración de elecciones: autonómicas y locales, generales, catalanas y andaluzas, además de poner a prueba a la ciudadanía ante semejante avalancha de convocatorias, planteará el dilema, siempre presente, del futuro del centro, del espacio del centro y su preferencia o no por la mayoría de los ciudadanos.
En efecto, si es verdad que el partido que mejor representa la generalidad de las aspiraciones sociales suele ser el más moderado o templado, en este año de alineamientos ideológicos, tal previsión puede ser más actual que nunca. Por una parte, tenemos un movimiento que intenta aglutinar el descontento y la indignación reinante frente a un sistema que ha sido interpretado al servicio de una minoría, a favor de lo que denominan la casta, no sin alguna razón. Y, por otro lado, nos encontramos ante el descrédito de opciones tradicionales que se han alejado de los ciudadanos diseñando políticas públicas que han visto mermadas y lesionadas sus condiciones de vida. En este contexto, emergen algunas opciones políticas que intentan aprovechar el lastre que atenaza a quienes han gobernado estos años y que, además, buscan en un regeneracionismo moderado.
Pues bien, ante las percepciones que reflejan las , la principal duda reside en saber si los votantes de las opciones políticas tradicionales se quedarán en casa, o si, por el contrario, apostarán por sus preferencias de siempre o recalarán en opciones nuevas, sin experiencias de corrupción, que empiezan a surgir con fuerza al centro del tablero político.
Esa es la pregunta del millón que habrá que ver como la responde el pueblo español. Un pueblo que se ha despertado de un largo letargo y que en las próximas citas electorales va a tener la ocasión de expresar su profundo desapego a la vieja política apostando, o no, por opciones diferentes de las que hasta ahora han regido la escena política española. Entre otras razones, porque los partidos tradicionales se han olvidado, y de qué manera, de sus principales referencias ideológicas y han preferido, sus direcciones sabrán por qué, escorarse hacia las posiciones que han entendido más seguras para sus aspiraciones de poder. Mientras tanto, millones de ciudadanos han podido contemplar un escandaloso cuadro de corrupción que y que condena, salvo refundaciones y vueltas a la identidad propia, a cambios y transformaciones imparables.
En este contexto, nos preguntamos por las opciones de centro. ¿Dónde se ?. ¿Por qué unas se han echado en manos del pensamiento único, del pensamiento ideológico, por qué se han encerrado en torres de cristal alejadas de la realidad?. ¿Podrán en unos meses, tras reconocer los errores del pasado, volver a ocupar el espacio dicho espacio sin más?.
Se trata de una pregunta compleja porque la moderación, la mentalidad abierta, la metodología del entendimiento, la sensibilidad social, la reforma , el equilibrio y demás características que definen este espacio político, no aparecen y desaparecen en cuestión de día. La cuestión, pues, está en saber, lo iremos viendo poco a poco, si la ciudadanía es capaz de asumir la vuelta al centro en las opciones tradicionales o si es capaz de vislumbrar tales políticas en lo nuevo que hay en el escenario político. Desde luego, una parte relevante del electorado va a infligir un duro castigo a los que han regido los intereses generales en estos años de la crisis. Pero hay otra parte nada desdeñable de la población que sintiéndose como se siente, decepcionada y hasta traicionada, es posible que prefiera apostar por nuevos partidos. En breve empezaremos a salir de dudas.
Jaime Rodríguez-Arana es catedrático e derecho . @jrodriguezarana