El fin no justifica los medios. Es algo bastante claro que, sin embargo, domina la vida de muchas personas. Sabemos que la violación directa de la dignidad humana nunca puede, ni debe, justificarse en atención al buen resultado que pueda producir dicha acción. A pesar de ello, hoy no son pocas las personas que están de acuerdo con planteamientos consecuencialistas o proporcionalistas de la Ética, porque lo importante es la eficacia, la eficiencia, el objetivo; el resultado que, llegado el caso, «legitimaría» acciones claramente anti-éticas en las que, lo único importante es buscar, como sea, y al precio que sea, el resultado deseado.
Ciertamente, no hay Ética que pueda renunciar a las consecuencias de los actos, porque es absolutamente imposible definir un acto sin considerar sus efectos. Y no se trata de convicción o de responsabilidad, sino de la realidad de las cosas. Asi de claro.
Jaime Rodríguez-Arana
@jrodriguezarana
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