En plena negociación sobre los presupuestos de la Unión Europea vuelve  a las portadas de la prensa en los países miembros la cuestión de las retribuciones, de los sueldos y salarios de los funcionarios europeos, de los altos empleados públicos comunitarios. Es una cuestión recurrente, pero que en una época de crisis económica adquiere nuevos matices.
Es sabido que los procesos de reclutamiento para ingresar a la función pública europea son difíciles y complejos y que, ciertamente, suele tenerse en cuenta la experiencia y conocimientos en la materia objeto del concurso. Ordinariamente, aunque hay funcionarios de nuevo ingreso, las instituciones de la UE están repletas de funcionarios nacionales que pasan un determinado tiempo, algunos bastantes años, trabajando al servicio de la Administración pública Europea.
En todo caso, algunos datos que se han publicado estos días, por más que sea menester proveer a la indemnización que corresponda por trabajar fuera del domicilio habitual por los mayores precios de los colegios de los hijos, es lo cierto que no parece muy justificable. Según se publica estos días,  nada menos que 4.000 eurócratas reciben un salario mensual de 21.000 euros al mes mientras que por ejemplo Angela Merkel, uno de las jefes de gobierno mejor pagadas de Europa, recibe 16.300 euros cada mes.
Parte de la percepción que tienen los ciudadanos de la UE ante la eficacia de las políticas públicas comunitarias, opacidad, oscuridad, penumbra, es la misma que se puede predicar de un sistema retributivo diseñado por los propios altos funcionarios. Normalmente, cuándo se les pregunta o se solicita información a las instituciones comunitarias se obtiene la callada por respuesta. Sobre todo porque hay muchas diferencias entre las retribuciones que reciben los empleados públicos al servicio de la UE. Por ejemplo, el sueldo base puede variar, según diferentes circunstancias, entre 2.600 y 18.300 euros mensuales. Por si fuera poco, reciben un 16% sobre el salario base mensual también por residir fuera de su país de origen más diferentes complementos familiares en concepto de hijos dependientes a cargo así como por la escolarización de los hijos.
Los funcionarios europeos pagan sus impuestos en la UE, no en los países de procedencia. Los tipos van del 8% al 45% aunque una eurodiputada miembro de la comisión de control presupuestaria de la parlamento Europa afirmó no hace mucho que el funcionario comunitario mejor pagado apenas sufría una retención fiscal del 25%.
Los mismos comisarios de la UE reciben retribuciones que, para los tiempos que corren, y comparadas con los sueldos del sector público en algunos países miembros, son escandalosas. Según se ha publicado, el presidente del consejo de comisarios percibe nada menos que 25.351 euros al mes más un complemento de residencia del 15% de tal sueldo base incrementado en otros conceptos como el de gestión de una vivienda y escolarización de sus hijos.
Los eurodiputados no se quedan a la zaga. Disponen de un sueldo base de 6.200 euros al mes más 304 euros por cada día de trabajo en las instituciones para alimentación y alojamiento. No tienen régimen de exclusividad, si sus hijos deciden vivir en Bruselas, tienen el colegio pagado más los cursos de idiomas que precisen. Cuentan con 22.000 euros al mes para contratar asistentes y 4.300 para gastos de oficina.
En fin, así las cosas, con cientos miles de personas en condiciones de vida lamentables, es lógico que se reformen estas cuestiones y que vuelva la normalidad y el sentido común a campear en este tema. ¿O no?.
 
Jaime Rodríguez-Arana es catedrático de derecho administrativo. jra@udc.es