El Estado social y democrático de Derecho es, como dispone nuestra Constitución, la forma de Estado que caracteriza al Reino de España. Un Estado social es aquel que fomenta y potencia la solidaridad y las políticas sociales de manera que los Poderes públicos deben estar muy pendientes de los más desfavorecidos implementando y adoptando medidas que palien y resuelvan las situaciones de pobreza. Por eso, hoy más que nunca, con la que está cayendo, con el dominio de lo económico y financiero por encima de todas las cosas, las políticas sociales están en el candelero. Unas políticas sociales que deben centrarse en las personas que de verdad merecen y precisan ayudas para salir de la indigencia y poder vivir en dignas condiciones de vida.
En este marco, la situación de pobreza ha crecido en todos los países de la UE, contándose ya por millones las personas que se encuentran en esta lacerante y humillante condición. Por lo que se refiere a la situación de pobreza infantil, probablemente la más dolorosa, el comisario del ramo de la Unión Europea Laszo Andor ha reconocido estos días que está muy preocupado con lo que pasa en España. En concreto, el comisario ha demandado a las Autoridades españolas competentes que destinen más fondos a combatir el incremento de la pobreza infantil en nuestro país.
Según los datos de la UE, la pobreza infantil en España afecta actualmente ya a un 30% de la población menor de 16 años, habiéndose registrado una subida de 3.1 puntos desde el año 2007 al 2011, lo que nos coloca ante dígitos inéditos para nosotros pero que reflejan una realidad tan real como la que vivimos. La UE ya ha puesto a disposición de los países con problemas un Fondo de Ayuda Europea para los Más Necesitados, que debe completarse con los Fondos que cada Estado miembro debe destinar a lucha contra estos lamentables índices de pobreza infantil.
El futuro de un país está en la juventud,  que es el porvenir, y de su preparación profesional depende en buena medida el futuro de la nación. Si en España resulta que el fracaso escolar es de los más elevados de la UE y la pobreza infantil también marca los registros más altos, algo no va nada bien en las políticas sociales y educativas. Algo esencial, estratégico y que debiera concentrar buena parte de la acción pública y privada. Mientras tanto podemos  engañarnos y recrearnos con campañas de opinión y marketing sobre indicadores y parámetros macroeconómicos, pero las condiciones de vida y de desarrollo de los más jóvenes son sustancialmente mejorables. Tan mejorables como el compromiso social cotidiano de tantos cargos públicos ocupados únicamente y exclusivamente en fuegos de artificio, debates de salón y conspiraciones de moqueta. Ojala que en este año de 2014 se empiece a descender de verdad a la realidad y se escuche de verdad a quienes más problemas y necesidades tienen.
 
Jaime Rodríguez-Arana es catedrático de derecho administrativo. jra@udc.es