Se acercan unas nuevas elecciones en Italia y, de nuevo, despues de muchos años, el centro político reaparece en el país trasalpino. Esta vez, de la mano de Monti, el presidente del consiglio que, poco a poco, a golpe de reformas con sensibilidad social, está sacando de la crisis a Italia. La derecha tiene un líder, Berlusconi y la izquierda otro, Bersani. A pesar de que Berlusconi siempre ha querido definir su opción como de centro derecha, en realidad su estilo político dista mucho de esta opción política. Bersani, que partía como presunto vencedor de las elecciones de febrero, y que ganó las primarias en la izquierda, también apela al centro izquierda como característica de su oferta electoral. Monti, sin embargo,  está en el centro geométrico de la geografía política italiana en este momento. El desafío que tiene es que los italianos perciban que los partidos que aglutina representen lo que el país precisa en el presente para abandonar la incertidumbre y la profunda crisis que todavía asola la república italiana. El hecho de que Monti  no concurra a las elecciones está por ver si es entendido por la ciudadanía o no.
 
Monti tiene a su favor la experiencia reformista y su conocimiento de la realidac europea. Pero, ¿será capaz de verdad de convencer a los italianos de un proyecto netamente centrista?. Para ello, nada mejor que recordar algunos de los aspectos que, a mi juicio, mejor definen esta posición política. En efecto,  el  espacio de centro es un espacio de  realismo  que intenta aproximarse a la realidad tal cual es. Es un espacio de apertura a la experiencia, de prudencia política,  no de exaltación, que sabe  de la complejidad de los problemas, de la insuficiencia de nuestro conocimiento, de la limitación de nuestras capacidades de acción, y que conduce a establecer necesarias priorizaciones y acciones sectoriales, no totalizadoras, que pueden muy bien ser calificadas de reformistas. Si algo caracteriza la acción política dirigida por Monti el tiempo que ha conducido el consejo de ministros italiano ha sido la senda de las reformas.
También el centro se caracteriza por la comunicación, en la que la fluidez de transferencia de información entre quienes ejercen funciones ejecutivas, legislativas, o políticas en general y el común de la ciudadanía, no se reduzca tan sólo a medidas que favorezcan la transparencia, sino a acciones positivas y permanentemente renovadas de contacto real que permita una percepción siempre actualizada de las aspiraciones de los diversos sectores sociales y una transmisión convincente de los proyectos políticos en los distintos ámbitos territoriales o sectoriales. Las ruedas de prensa del presidente del consiglio, en algunos casos de varias horas, refleja un intento de explicación a la sociedad de las medidas a adoptar.
En el centro se valora la eficiencia, porque no hay auténtica política si no hay política eficiente, política de resultados, con las necesarias remodelaciones y con profunda sensibilidad social. Desde el centro se potencia la participación, se promueve que  los ciudadanos no sean simples sujetos pasivos de la acción tutelar y directiva del Estado y de las instancias políticas, ni sujetos soberanos encerrados impermeablemente en el ámbito más o menos reducido de su individualidad. Igualmente, se buscan acuerdos y se trabaja con la mente abierta desde la realidad y la racionalidad.
 
En febrero sabremos si los partidos de centro que aglutina Monti convencen o no a los italianos. Algunos analistas empiezan a comentar que es muy posible que los votantes moderados de derecha e izquierda se sumen a un proyecto que ya conocen, que se ha caracterizado por la prudencia y las reformas. Veremos si finalemente de la mano de Monti resurge el centro como espacio político propio, sólo como reclamo electoral o de la ninguna de las dos formas.

 
 
 
Jaime Rodríguez-Arana
Catedrático de Derecho Administrativo